El joven y macabro Ian McEwan

Publicado originalmente en "Moleskine literario", de Iván Thays. Aquí mismo tienes el enlace.

La aparición de un relato corto de Ian McEwan, que se consideraba desaparecido, con solo dos páginas y sin título, ha conmocionado al mundo literario británico según ABC. Se trata del McEwan más macabro que puede uno imaginarse: el de hace treinta años. Por otra parte, Anagrama publica la nueva novela del McEwan domesticado de la actualidad: Operación dulce.
Dice la nota:
(…)  según recogen varios medios ingleses, Sebastian Groes, profesor de Literatura Inglesa, ha encontrado en los archivos de la Universidad de Roehampton un relato corto que Ian McEwan escribió a mediados de los 70 y que llevaba más de 30 años desaparecido.
La historia se publicó por primera vez en 1976 como «Untitled» («Sin título) en la revista «Tri-Quarterly» y Groes la ha recuperado en la segunda edición de su libro «Ian McEwan: Contemporary Critical Perspectives». En apenas dos páginas, McEwan cuenta la historia de una mujer que busca vengarse de su promiscuo marido. Para ello, le pide a un médico que le quite la vejiga y le corte la lengua, los genitales y los tendones de las muñecas mientras duerme.
El argumento hace justicia a la reputación del joven McEwan como contador de macabras historias, dignas de una imaginación un tanto gótica y siniestra.Según Groes, el relato sería un «ensayo» de McEwan para su cuento«Pornography» (1978), mientras que el personaje del médico sería un boceto del protagonista de «Sábado» (2005), Henry Perowne.
En declaraciones a la prensa británica, Sebastian Groes asegura que se trata de una pieza «muy corta y experimental, pero forma parte integral de su obra y demuestra que McEwan es un autor muy coherente, que lleva treinta años escribiendo sobre los mismos temas».
Junto a la historia del médico «amputador», Groes descubrió otro relato perdido de Ian McEwan, de unas veinte páginas (y que el profesor planea incluir en una futura edición del mencionado libro), titulado «Intersection». En el cuento, que muestra retazos de la futura obra del autor (especialmente de «Sábado»), cuatro personas se cruzan en la calle «una ordinaria mañana de martes».
Al parecer, el novelista británico está «muy feliz de que ambos relatos hayan vuelto a la circulación». Y es que, «gracias a este tipo de historias se ganó el apodo de "Ian Macabro" en su juventud». 

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