
Fueron publicados originalmente en tres series, en los años 1831, 1833 y 1837, en los años en los que el genio de Tours estaba escribiendo su obra magna, «La comedia humana», como contrapunto humorístico y disparatado al realismo notarial de ésta. La primera intención del autor fué que llegasen a 100, pero se quedó en 42 cuentos, aún así constituyen una serie deliciosa y amplia, casi interminable, que impresiona por la exuberancia y la fantasía puestas en ellos.
Son relatos divertidos, excesivos, extravagantes y atrevidos, escritos siguiendo la estela del gran Rabelais y dedicados a contar mil y una aventuras inventadas de personajes históricos reales, obispos, alcaldes, nobles, militares y otras personalidades públicas, entregadas al buen comer, beber sin medida, buen folgar, buen vivir, poner cuernos bien puestos y llevarlos mejor. Es difícil quedarse con sólo un cuento, pero quizás mi favorito sea «El súcubo», una maravilla.