"En la pequeña cuidad de Progrody vivía en otro tiempo un comerciante de corales, conocido en toda la región por su honradez y la excelente y fiable calidad de sus géneros."
Una tentación llegó a su tranquila vida, de la cada vez se sentía más descontento, de la mano del marinero Komrover,
al que Piczernik acompaña sin tregua en su estancia de permiso en
Progrody y al que atosiga con incesantes preguntas sobre el mar, los
barcos, el fondo marino, los vientos, las mareas,...