Las obras de referencia del idioma refuerzan su perfil multimedia
para adaptarse a los cambios. Un simposio internacional debate en la RAE
sobre el futuro digital.

Ante una audiencia nutrida de filólogos que buscan referencias para
el futuro, y bajo dos vidrieras que ensalzan la Elocuencia y la Poesía,
Jean Pruvost, catedrático de la Universidad de Cergy-Pontoise (Francia), resumió casi con lirismo lo que unos y otros reiterarían en sus disertaciones en
el simposio sobre el futuro de los diccionarios organizado por la RAE: “Un diccionario no pierde el alma si mantiene la explicación semántica y añade otras referencias enciclopédicas”.
Imágenes, sonidos, videos, enlaces y todo el arsenal multimedia
posible ayudan a enriquecer las obras que se consulten en línea sin que
por ello se desvirtúe el rigor lingüístico. Si los diccionarios quieren
ser alguien en la Red tendrán que mudar la piel. “Hay un cambio completo
de paradigma. Hay que repensar el diccionario como herramienta y su
papel como proveedor de información. Ha llegado la hora de preguntarse
cuál será la fórmula futura olvidando el formato papel”, planteó Laurent
Catach, director de ediciones digitales del francés
Le Robert.