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La nostalgia esférica: una introducción al nuevo libro de Federico Vegas.

Publicado originalmente en "Prodavinci". Aquí tienes el enlace.

No hay tierras de extranjeros. Quien viaja es el único extranjero.
Robert Louis Stevenson

León Belly -1827-1877- Odysseus a sirény
Odiseo y las sirenas, de Leon Belly

Fragmento de “El buen esposo”, la nueva novela de Federico Vegas

Publicado originalmente en "Prodavinci". Aquí tienes el enlace.
Sábado, 17 de enero.
Día de san Antonio. Vivió en Egipto y es el patrono de los animales domésticos, de los amputados, los tejedores de cestas, los carniceros y los enterradores, ermitaños y monjes, epilépticos y criadores de cerdos. A los veinte años vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y llevó una vida ascética en el desierto durmiendo en un sepulcro vacío.
¿Qué debería hacer el buen esposo, recuperado y siempre recuperable, cuando regresa a casa después de dejar a su mujer en el aeropuerto y enfrenta una cama con señales recientes de dos criaturas que no lograron amarse, ni dormir, ni pronunciar una palabra afable en toda la noche, mientras se daban la espalda aferrados a lejanas almohadas?
Tapa_El_buen_esposo_federico_vegas300Ya debes estar en Atlanta esperando tu conexión, y eso de «cama con señales recientes» quizás te suene irrelevante, remoto. Prefiero hablarte de «lecho con las huellas de siempre». El lecho tiene un espectro tan amplio que para no confundirlo con el cauce de los ríos, los valles de los glaciares o el fondo del mar, algunos timoratos añaden el nebuloso «nupcial». Pero viene bien su carga de sinónimos para describir el sepulcro que hallé al entrar a nuestra habitación, ya saturada de luz mañanera. Allí estaban los estratos de sábanas y colchas en capas extendidas unas sobre otras, los aromas sedimentarios, los tristes surcos de nuestros rastros y asentamientos, revelando con sus vacíos los vastos recursos perdidos de nuestra última noche, cuando cada movimiento y cada roce con el algodón nos transmitía un tenue mensaje de imposibilidad, un agotador fondo musical al absurdo de nuestra estruendosa finitud. Apenas varía la composición de nuestro lecho, se altera la geografía del mundo.
¿Qué debo hacer entonces según la tradición oral, las costumbres solariegas, los manuales de autoayuda, el horóscopo, los mandamientos, mi peso y contextura, las estadísticas matrimoniales, las reglas de condominio y el primer catecismo? ¿Ceder o resistir? Entreguemos al dolor lo que al dolor pertenece. Ya lo decía mi venerado Ovidio: «Ligera es la carga que bien se lleva. A los recios los acosa más fieramente que a quienes reconocen su esclavitud».

"Las Vacas". Un cuento de Federico Vegas.

Querido sobrino:
El precio de esta casa incluye cloro de piscina para seis meses, los muebles de la sala y el comedor, alfombra de punta a punta, camas tendidas en los cuartos, cocina instalada y grama recién cortada. Además, no pagas intermediarios. Me compras las acciones de la compañía que puse en los papeles y listo. Piénsalo bien. Si la quieres está disponible para el mes que viene. No quiero presionar, pero yo aprovecharía la oportunidad. Mi regreso coincide con tu venida y estas casualidades familiares hay que respetarlas. El esfuerzo de buscar sitio y amoblar un hogar como le gusta a nuestras mujeres tiene un costo que te ahorras con mi oferta. Otra cosa es si tu esposa lo que quiere es matar la fiebre, hacer casita, jugar a decoradora; en ese caso no puedo ayudarte.