En la última novela de Mario Vargas Llosa, El héroe discreto (Alfaguara), los personajes comen un seco de chabelo. Me imagino que para los que no viven en Lima, lo que comen esos sujetos es un enigma. La comida ha formado parte de la literatura desde hace muchos siglos, y de esa unión incluso se ha originado el adjetivo “pantagruélico”. Karina Sáinz Borgo ha escrito en “Marabilias” sobre la relación literatura-gastronomía en 35 recetas. Un estupendo artículo que bien podría estar firmado por el mismo Bill Buford (autor de la magnífica Calor).
Sopa Chowder, mencionada por Melville