Pero en algunos casos, puede ser útil para tratar de
entender el comportamiento de algunos autores. Difícilmente explicable sin
especular un poco sobre el porqué de algunas decisiones controversiales,
algunas elecciones, algunos comportamientos.
H.P. Rowling, tú la conoces, se hizo mundialmente célebre
con su saga de “Harry Potter”. Dirigida inicialmente a un mercado claramente
infantil, a medida que pasaban los años y crecían sus protagonistas, crecía
también el público seguidor de la saga. Y Rowling, o más bien su obra, supo crecer
con ellos. Los personajes fueron madurando. Sus intereses, sus preocupaciones,
incluso su lenguaje. Y la trama fue enriqueciéndose, cobrando densidad y
complejidad. El resultado final es una obra difícilmente limitada a la
audiencia "infantil". Incluso, quizás, poco adecuada para ellos, para los que son niños todavía.