Publicado originalmente en "Moleskine literario". Aquí tienes el enlace.
Ayer martes se presentó en Barcelona Ian McEwan, para promocionar la nueva novela publicada en Anagrama, Operación dulce, donde describe el papel del espionaje en la cultura. No es, al parece, una novela de espías sino sobre espías.
Dice la nota:
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Ni a propósito habría escogido Ian McEwan (Aldershot, 1948) mejor día para presentar su última novela, esa “Operación Dulce” (Anagrama) con la que retrocede hasta la Inglaterra de los setenta, con la Guerra Fría haciendo estragos y el espionaje en su máximo apogeo, para colarse en el MI5 y relatar la historia de Serena Frome, una joven y brillante estudiante de Matemáticas reclutada por lo agencia de inteligencia británica.
Así, el azar, con la inestimable ayuda de la actualidad, ha querido que mientras la Fiscalía abría diligencias informativas sobre el supuesto espionaje masivo de los servicios de inteligencia de EE.UU. en España, el escritor británico recordase en Barcelona las inyecciones económicas que la CIA realizó entre los 40 y los 60 para “promover la cultura occidental”
"Todo lo hicieron con muy buen gusto, con giras de orquestas y financiando revistas… Querían proponer el pluralismo y la diversidad cultural, pero lo más estúpido de todo es que lo hicieron en secreto", ha explicado McEwan, en cuya última novela su protagonista recibe el encargo de crear una fundación que, bajo el pretexto de ayudar económicamente a novelistas prometedores, se encargue de airear propaganda anticomunista.
Una sutileza que constrasta con ese espionaje masivo aparentemente orquestado por los Estados Unidos que McEwan encuentra “absolutanente extraordionario. “Todavía no sabemos todos los detalles, pero la historia de la NSA es extraordinaria -ha explicado- ‘The New York Times’ y ‘The Guardian’ tiene información suficiente como para irla dosificando durante los próximos dos años, y los altos funcionarios de Estados Unidos han de tener mucho cuidado con lo que niega, porque no saben qué tiene Snowden en realidad”.
"El argumento cultural ya no existe", ha añadido McEwan, para quien informaciones como las que ha aireado el exinformático de la CIA exiliado en Rusia confirman la idea de que la única razón de ser agencias como la NSA es, precisamente, el espionaje. "Las agencias de inteligencia harán siempre todo lo posible por espiar. Ni siquiera se preguntarán por qué. Si puede espiar, lo harán", ha asegurado.
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