Las clases empezaron otra vez y Charlie está intentando “involucrarse”. Entiende que su antigua amiga Susan está ocupada en otros asuntos, como los chicos, así que ya ni se atreve a saludarla. Además sabe que su amigo Michael no volverá a sentarse con él en las gradas, se suicidó la primavera pasada. Cuando se enteró de lo que había sucedido, Charlie no paró de llorar hasta que su hermano lo consoló. Por eso este nuevo año se siente verdaderamente solo y parece que lo único que lo mantiene ocupado es leer libros que su profesor de literatura constantemente le recomienda. Hasta que conoce a Patrick y a Sam. Unos hermanastros que revolucionarán su vida.
Es un libro comparado por los críticos con el clásico de J.D. Salinger, El guardián entre el centeno (1951), por su afán provocador y las claras referencias al sexo y las drogas entre los adolescentes. Su contenido, durante los primeros años de su publicación, hizo que este libro fuera censurado por la Asociación Americana de Bibliotecas en varios estados del país. Su lectura inquietante se enfoca en Charlie, joven de quince años, en cuya aparente timidez se tejen una serie de traumas. Su desafortunado pasado con la tía Helen y la reciente muerte de su amigo lo hacen víctima de una serie de preguntas sin respuestas. Es una persona triste que aprendió a fuerza de costumbre a vivir con ello. Pero este abuso constante a sus emociones se ve aliviado ante la libertad que representan sus nuevos amigos: Patrick y Sam.
Los hermanastros, amigos por sobre todas las cosas, son cuestionadores de la sociedad y de sus vidas. La agudeza crítica de Charlie se ve reconfortada ante su presencia y sus inquietudes son finalmente expuestas, al fin, ante no solo el profesor de literatura, personaje que implica un importante apoyo en su crecimiento personal. Las referencias a libros, canciones, películas y series de televisión crean un universo alternativo, del que el lector se apropia como si perteneciera a él. La lectura de Matar a un ruiseñor, Peter Pan, El gran Gatsby, En el camino o incluso El guardián entre el centeno son algunas de las obras literarias con las que Charlie intuye una vocación de escritor, creando a este personaje ficticio a quien le remite sus cartas. Un juego literario y, al mismo tiempo, un ejercicio terapéutico a favor de sí mismo.
Es una novela que recuerda la trama de Donnie Darko, por sus vinculaciones con el tratamiento psiquiátrico, pero que, como la historia del joven vestido de esqueleto, no deja de tocar temas claves y sensibles de la adolescencia, como el rechazo social, el descubrimiento de la sexualidad y el valor de la amistad. Después de todo, ser como se es es una ventaja ante el mundo. Quizás nunca descubramos las razones por las estamos en una situación y si la culpa es de la tía Helen, de la abuela o de mamá. Pero si se tienen amigos y familia con quien compartir la rareza y complejidad de algunos sentimientos, no todo está tan mal para volver a empezar y sentirse infinito.
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