La nostalgia escrita por Michael Chabon



Publicado originalmente en "Moleskine literario". Aquí tienes el enlace.


Federico Kukso reseña para Revista Ñ la novela de Michael Chabon, Telegraph Avenue, editado por Mondadori, que para muchos es la única suya que puede plantarle cara a su espléndido debut con Chicos prodigiosos. Los vinilos, cada vez más de moda (¿un gusto hipster?), son los protagonistas (debo añadir que el chiste final no lo entendí).
Dice la reseña:

De las casi 500 celebridades que desfilaron por Los Simpson –toda una vidriera de la cultura contemporánea–, al menos diez son escritores. En un capítulo de la 18° temporada, aparecen cuatro: Tom Wolfe y Gore Vidal por un lado y por el otro, Jonathan Franzen y Michael Chabon que, colmados de esnobismo, ponen en pausa su intelectualidad y se van a las manos. La escena dura segundos pero funciona como una lupa que magnifica en clave cómica un estado de situación: el de la literatura estadounidense.
Inflada por el ego, la generación que le siguió a los Updike, DeLillo y Roth no brilla tanto por la explosividad de las historias que cuenta sino por el pavoneo mediático de sus integrantes, su construcción como escritores-estrellas. O lo que es lo mismo: autores-marcas ya en la mitad de su carrera, un club de la pelea literario protagonizado por Bret Easton Ellis, Chuck Palahniuk, Jeffrey Eugenides, en su momento David Foster Wallace, Franzen y Chabon, que pegó fuerte con Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay con el que ganó el Pulitzer mientras Estados Unidos aún temblaba por los ataques del 11 de septiembre.
Su reciente novela, Telegraph Avenue, así, no podía haber sido precedida por una más tensa espera. No sólo debido a una larga gestación en la cabeza de Chabon –un embarazo literario de diez años– o por el hecho de haber sido concebida como una serie de TV.
Telegraph Avenue desembarcó en las librerías argentinas (e hispanoamericanas) con un cargamento de expectativas porque no todo lo que escribió este hombre nacido con el don de hipnotizar con las palabras es traducido automáticamente.
Como en sus libros anteriores, este escritor nocturno –que tiene como límite mínimo escribir mil palabras por día– en esta ocasión sitúa el corazón de su novela en un espacio en el que se producen y cruzan historias: una tienda de discos de vinilo de segunda mano –Brokeland Records– en Oakland, California. Es el año 2004 y la gestiona una dupla de amigos –uno mujeriego afroamericano, Archy Stallings, y el judío blanco y colérico, Nat Jaffe– hermanados por el jazz, el soul, el funk, hundidos bajo la sombra de la misma amenaza: la extinción, el apocalipsis musical desatado no por un meteorito como el que barrió a los dinosaurios sino por algo igual de colosal, la apertura del centro comercial Dogpile.
Así como en Las asombrosas aventuras… Chabon logró capturar el magnetismo liberador que emana de los cómics y en El sindicato de policía yiddish sintetizó con maestría la ucronía con la novela negra, en Telegraph Avenue este Tarantino de las letras imagina un mundo cargado de nostalgia que se balancea entre la vida y la muerte: de los nacimientos atendidos por las esposas de los protagonistas al fatalismo de la derrota comercial y de la migración a lo digital.
En cada oración asoma la imaginación desenfrenada y desbordante del autor. En sus párrafos el volumen de voz de los protagonistas sube como quien gira la perilla de un minicomponente. Rasgos que hacen de Telegraph Avenue una novela tan musical como metatextual en la que pequeños universos humanos son atravesados por el racismo, la homofobia, la mentira, el machismo, la infidelidad, la relación entre padres e hijos y el perdón. Todo enmarcado en un costumbrismo lejano que puede llegar a marear a un lector no devoto para el que Michael “Shéibon” no es más que Michael “Chabón”.

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